Comunicando Tu Fe: con el "Ateo".

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El Ateísmo — (Dr. Luis Ángel Diaz-Pabón. Estudio Bíblico del Pescador: Apologética V, pag. 52):

Definición- es la negación de la creencia en uno o más dioses. Es lo contrario al teísmo, o la creencia en Dios. El ateísmo hace del humano la máxima autoridad y evade la responsabilidad de rendirle cuentas a un ser superior. El término ateo es sumamente antiguo e incluso se uso en la antigua Roma para referirse a los cristianos que no creían en los dioses del Panteón.
Creencia- El ateísmo niega lo sobrenatural y restringe su universo al intelecto y lo que perciben los sentidos. El ateo desconoce la existencia de Dios y se refugia en la teoría de la evolución para explicar el origen del universo y el mundo como se conoce hoy.
Enseñanza- Como no puede evadir la pregunta del origen del ser humano, el ateo generalmente se refugia en la teoría de la evolución para explicarlo. Esta teoría sugiere que el mundo se formó por el azar y que mediante la materia no viviente llegó a formarse organismos vivos, que a su vez fueron cambiando y adaptándose a través de millones de años hasta llegar a ser igual a todo el organismo viviente de hoy, incluido el ser humano. Es de notar que la teoría de la evolución tiene grandes lagunas (información olvidada, perdida, o desconocida) e inconsecuencias científicas.
Variante- A diferencia del ateísmo, la idea que Dios no existe, el “cientificismo” es la idea de que la ciencia lo explica todo.— Jesús Entre Otros Dioses Seculares.

Las 4 Preguntas Fundamentales de la Vida:

Las respuestas a estas preguntas forman la cosmovisión por la que vemos toda la vida.
ORIGEN- ¿De dónde vengo?
SIGNIFICADO- ¿Por qué estoy aquí?
MORAL- ¿Cómo debería vivir?
DESTINO- ¿Hacia dónde me dirijo? o ¿Cuál es la meta?
¿Cómo respondería el “ateo” a estas 4 preguntas?
ORIGEN: Toda vida comenzó en una sopa primordial de moléculas orgánicas.
SIGNIFICADO: La vida humana es simplemente un accidente en un mundo indiferente a nuestra existencia, por lo cual, no tiene significado.
MORAL: El ser humano puede vivir a su gusto, dentro del marco aceptable de su sociedad, pero no es obligado a eso.
DESTINO: No hay vida después de la muerte. Todo termina.
¿Cómo responde la Biblia a estas 4 preguntas?
ORIGEN: Toda vida fue creada por Dios, (Gén. 1:1, 26-27).
Génesis 1:1, 27
En el principio creó Dios los cielos y la tierra.
Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.
SIGNIFICADO: Al ser creado por Dios, el hombre debe vivir para darle gloria, (1 Cor. 10:31).
1 Corintios 10:31 RVR60
Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios.
MORAL: El hombre vive sujeto a la ley de Dios, reforzado por su conciencia, (Rom. 2:14-15).
Romanos 2:14–15 RVR60
Porque cuando los gentiles que no tienen ley, hacen por naturaleza lo que es de la ley, éstos, aunque no tengan ley, son ley para sí mismos, mostrando la obra de la ley escrita en sus corazones, dando testimonio su conciencia, y acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos,
DESTINO: Según el juicio justo y santo de Dios, el destino final de los hombres es una eternidad sin Dios en el infierno, o una eternidad en el cielo por medio de fe en Cristo, (Heb. 9:27).
Hebreos 9:27 RVR60
Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio,

Respuesta al Ateísmo- 1° Parte

La creencia en Dios y la ciencia no son mutuamente excluyentes.
A través de los siglos, grandes científicos han creído en el Dios creador sin ningún conflicto entre las dos:
Sir Isaac Newton “Hay un Ser que hizo todas las cosas, que tiene todas las cosas en su poder, y por lo tanto es de temer… Todas las cosas materiales parecen haber sido formadas con base en las partículas duras y sólidas antes mencionadas, diversamente asociadas en la primitiva creación por consejo de un Agente inteligente, pues le corresponde ordenarlas a Aquél que las creó. Habiéndolo hecho así, no es filosófico buscarle otro origen al mundo o pretender que podría haber surgido del caos por las meras leyes de la naturaleza”. — Citado en Hechos Científicos en la Biblia por Ray Comfort.
"La ciencia sin religión está coja y la religión sin ciencia está ciega". — Albert Einstein, Conferencia en Nueva York, 1940.
“Apreciado Mr. Einstein. En nuestra clase de escuela dominical nos hemos preguntado: ¿Oran los científicos?”— Carta a Einstein por Phyllis.
Einstein responde: “debemos conceder que nuestro conocimiento actual de estas fuerzas [de la naturaleza] es imperfecto, así que en el fondo, la creencia en la existencia de un espíritu final y definitivo reside en un tipo de fe. Esta creencia se mantiene ampliamente extendida aun en medio de los actuales logros de la ciencia. Pero también, cualquier persona que esté seriamente involucrada en la búsqueda de la ciencia, acaba convenciéndose de que algún tipo de espíritu se hace manifiesto en las leyes del Universo, uno que es enormemente superior al espíritu del hombre. En este sentido, la búsqueda de la ciencia lleva a un sentimiento religioso de un tipo especial, que seguramente es bastante diferente a la religiosidad de alguien un poco más inexperto”.— Carta a Phyllis, citado en “Albert Einstein creía en un ‘espíritu superior al hombre’”, del sitio valoresreligiosos.com.ar
El astrónomo Johann Kepler creía: “El objetivo principal de todas las investigaciones sobre el mundo exterior debe ser descubrir el orden racional y la armonía que ha sido impuesta por Dios en él”. — Citado en Hechos Científicos en la Biblia, Ray Comfort.
Hechos científicos que la ciencia tuvo que corregir que la Biblia ya afirmaba:
La tierra flota en el espacio, Job. 26:7.
Las estrellas son innumerables, Jer. 33:22.
La vida está en la sangre, Lev. 17:11.
La tierra es redonda, Is. 40:22.
La ciencia de la oceanografía, Sal. 8:8.
El ciclo hidrológico, Job. 36:27-28; Ecl. 1:7; Am. 9:6.
La primera ley de la termodinámica, Gen. 2:1.
Dimensiones de un barco, Gen. 6:15.
La importancia de una cuarentena, Lev. 13:46.
Los dinosaurios, Job. 40:15-19.
Dos cosas llenan el ánimo de admiración y respeto, siempre nuevos y crecientes cuanto con más frecuencia y aplicación se ocupa de ellas la reflexión: el cielo estrellado sobre mí y la ley moral en mí”. — Immanuel Kant, Crítica de la Razón Práctica.
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